Depresión Sonora, el proyecto del madrileño Marcos Crespo, presenta Voy a explotar, el segundo adelanto de su inminente álbum de debut, que se acompaña de un videoclip que comienza en un bucólico blanco y negro y que nos transporta a una ciudad distópica.
¿Qué hay tras las canciones de Depresión Sonora? Un análisis cercano hablaría de distintas perspectivas. Por un lado una obra cerebral, un punto frío, con elementos de visceralidad artística pura. El flamante single Voy a explotar responde plenamente a esta definición. Sonido pesado, Marcos Crespo muestra al mundo las diferentes cicatrices que la vida le ha dejado.
En la canción, el relato se hace más oscuro, negatividad y un cierto cabreo contra el mundo y contra sí mismo: («de vuelta a casa que nadie me hable / abro la puerta, nunca ha habido nadie»). Un bajo al estilo de Peter Hook, heredado de la parte más siniestra de Manchester y una voz de ultratumba que relata una epopeya de autodestrucción.
La canción de acompaña de un videoclip que comienza en un bucólico blanco y negro y que nos transporta a una ciudad distópica, nocturna, sin más luz que la del neón de los clubes decadentes. Espacio para la herencia de las olas frías que siempre acaban estando presente en las generaciones de músicos, año tras años.
El primer disco de Depresión Sonora, El arte de morir muy despacio, se espera para el 4 de noviembre. La cara oscura y provocadora de un manual de autoayuda, algo de humor corrosivo frente a los gurús del buen rollo de plástico. Una crónica, la que propone Marcos, que es personal pero también supone una invitación a una generación completa. Dicen que en algún momento va a explotar. Quizá este tema sea un himno para prender la mecha.
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