Como si Amaia interpretara canciones de La Buena Vida. Dicha descripción viene a buscar una forma de intentar etiquetar las delicadas pócimas pop que Marenitas, esta joven tinerfeña residente en Madrid, está llevando a cabo través de su emocionante capacidad para comunicar los sentimientos que nos iluminan y nos arrastran a la alcoba de la duda, a partes iguales.
A partir de este frente de batalla lírico, Marenitas nos ha regalado piezas de auténtica artesanía como Las peliculistas hacen pupita y Cuando se acabe la goma del lápiz. Estos son los singles precedentes a una demostración de sensibilidad cristalina como La de los espejos, adelanto de su esperado primer LP, mediante el cual nos arrastra con suavidad a una fascinante odisea dream folk para la cual ha tirado de suma delicadeza y voz astral con el fin de viajar hasta el fondo del subconsciente normativizado, por el cual somos juzgados día a día por nuestra apariencia física.
En base a este punto de partida, emerge una pieza mayor de lustre pop, cocinada a través de la ingravidez de su canto vaporoso. Una delicia que remarca la condición de Marenitas como uno de los talentos con más potencial del actual panorama alternativo pop español. Y lo consigue por medio de un nuevo paso hacia las alturas. Las mismas que ya comenzó a divisar con sus anteriores lanzamientos y que ahora aborda desde la seguridad de quien se sabe poseedora de esa x imposible de despejar, la que otorga el don diferencial con respecto a la media.
Y a buena fe que lo destilado en estos tres minutos de embrujo dream-folk es una nueva muestra de todo lo que promete y nos deja avistar una Marenitas, sencillamente, desbordante desde la calma que otorga contar con un poder único: parar el tiempo con las palabras y devorarlo entre melodías que, como en este caso, han sido esculpidas desde el estómago del corazón y la pausa de una serenidad eterna, transcendente. Casi nada. Y ahora a ver quién se atreve a dejar pasar la oportunidad de sumergirse en semejante baño reparador de espuma pop.
Desde la altiplanicie de las emociones, sobrevuela La de los espejos, su nuevo single, uno de los talentos más sugerentes de la actual hornada pop. Con su nueva creación, esta tinerfeña afincada en Madrid, nos coge de la mano a través de la dimensión aerostática de un sueño dream-folk de altos vuelos. Palabras mecidas en las nubes de un pálpito labrado en torno a la necesidad de romper los espejos que sólo quieren mostrar la contemplación de los envoltorios normativizados en el subconsciente social. O cómo quererse a unx mismx sin necesidad de filtrar nuestros cuerpos por las reglas de consumo visual que nos examina día tras días en la calle, en las rrss, en la vida.
El qué y el cómo se dan la mano como nunca en semejante muestra de sensaciones cocinadas a flor de piel. Liturgia de un sentimiento expresado con tirachinas en la mirada del vouyeur. Brutal y elegante como en las mejores contradicciones.