El segundo adelanto del nuevo material de La Trinidad se titula Que las palabras broten, un tema romántico que nos lleva a los discopubs de luces tenues y canciones lentas.
Hace unas semanas llegaba el primer tema, 6.30, allí La Trinidad, enfundada en los monos de trabajo, hablando de dinero, del dinero que escasea en la gente con sueldos precarios. De lo más social a lo más romántico. Eso es el pop. Así que ahora, con Que las palabras broten se sacuden el polvo de la obra, limpios del aceite y el lubricante, se acercan al pub, a la disco de luz tenue, con sus calcetines blancos y sus mocasines oscuros dispuestos a abrazar la música de baile: el punto medio de unos Parcels desprolijos y unos PIL con ganas de agradar a las señoras mayores.
No piensen que es una canción de amor, no a 120 bpm, porque es la resaca del amor, todo lo que te queda en el cuerpo y en el alma cuando esperas el autobús, el tren, que te devuelve a casa a primera hora de la mañana. Mirar el techo, mirar el cielo, esperar la siguiente oportunidad. La Trinidad busca el amor en la pista de baile.