De un lado, imágenes en blanco y negro de las (evidentemente) distendidas sesiones de grabación protagonizadas por dos jóvenes talentos de la música argentina. Del otro, en mágica superposición, planos panorámicos, vitales y expansivos de la naturaleza criolla. La fotografía coral del flamante videoclip es una metáfora perfecta de eso que sugiere la música: un cruce poderoso y valiente entre la modernidad (o al menos lo actual) con la influencia todopoderosa de la geografía. Loop de copla es una canción de Martín Bruhn, percusionista y compositor argentino que diez años atrás dejó su Córdoba natal para instalarse en Madrid. Su último disco, Criollo, se publicó el año pasado, bajo el ala fraterna de Viento Azul, sello perteneciente a un amigo con medallas: el rionegrino Lisandro Aristimuño, promesa consagrada de la música argentina. Y es justamente Aristimuño quien canta en Loop de copla, haciendo suya una melodía que parece escrita para su falsete cósmico, sobre una de esas bases rítmicas que sólo Bruhn puede patentar, mezcla exacta entre copla y electrónica orgánica. La dirección del clip es de Luciano Montes de Oca y Mercedes Incorvaia.