El gallego tenía las musas revoloteadas y se decidió a escucharlas. El primer resultado visible es este magnífico tema, llevado al audiovisual con ingenio y un punto de naif bucólico.
A Iván Ferreiro se le acabaron los saladitos selenitas y decidió poner punto y final a su Picnic extraterrestre. En septiembre llega la continuación, producida por Ricky Falkner: Val Miñor-Madrid: historia y cronología del mundo. Acaban tres años de espera (espera activa, que no ha parado) y como adelanto, El dormilón. El tema narra una bellísima historia de diálogo ping pong entre un él y una ella: universos paralelos de vocación perpendicular, una caminata por los sentimientos, la fase REM del sueño y la proyección de un futuro incierto para dos seres que podrían remediar la pasión insana que siente el universo por zambullirse en la desidia y maldecir la salida del sol. Iván pasea empujando una gran bola hecha de pulseras unidas, que bien podría ser la unión armónica de muchos sueños escritos en galletas de la suerte, o simplemente una bola grande hecha de pulseras unidas que busca destino en un mundo mejor. Las imágenes de El dormilón relatan uno de esos sueños sin sentido que nos hacen despertarnos con sudor real… y una rara sensación de bienestar.