Marc Gili y compañía siguen sacando partido al excelente material que contiene La velocidad del vacío, su último álbum. Este audiovisual, firmado por el equipo de La Embajada Tropical, engalana una canción redonda como Los amigos que perdí.
La imaginería de Dorian siempre ha gravitado acerca de la ensoñación, la huida (suave, pero firme) de la mácula cotidiana en beneficio de un paseo etéreo, que no necesariamente beatífico: aquí no falta el punto de inquietud que preside la mayoría de sus reflexiones. En esta ocasión, la productora barcelonesa La Embajada Tropical ha trabajado con ese canto a los amigos perdidos y lo ha convertido en un cúmulo de homenajes, enhebrando imágenes con un tono general de elevado impacto. Entre ellos se cita a David Lynch, Lewis Carroll y su Alicia, el chien andalou de Buñuel y la ciencia ficción pre-digital, pero también pueden hallarse guiños a Cronenberg, la luz de gas, los escenarios de Bond, Corbijn, Erich Von Stroheim, el icónico Arlequín: es cuestión de escudriñarlo todo y aventurarse a la conclusión, un deporte que no siempre se corona con el acierto. Es difícil entrar en la cabeza de un creador y decodificar su lenguaje con precisión, pero alabarlo cuando te llega a la ‘patata’ latiente es más fácil. Bravo.