Un «behind the scenes» con todas las de la ley, tras un concierto promocional de aforo limitado. El rescate de la esencia de la banda es acertado: escucharlos es conocerlos.
El 28 de septiembre, Triángulo de Amor Bizarro ofreció un concierto para cuarenta personas en una sala del centro de Madrid: uno de esos que no revelan la locación hasta última hora, y que obliga a los fans a moverse muy rápido para evitar el «te lo perdiste». Era una actividad promocional de Victoria mística, tercer trabajo de estudio para la banda gallega, que salió en verano y que ahora se edita en vinilo. A través de un académico intercalado de entrevistas y canciones, el grupo desgrana su filosofía con solvencia, y abre puertas a las personalidades de cada uno de sus integrantes. Así, la elocuencia del guitarrista y cantante Rodrigo Caamaño destaca en los parlamentos, frente a la sobriedad de Rafa Mallo, que se ha encargado de la mezcla de este disco. Queda claro (a los opiniones de los fans hay que remitirse) que el magnetismo escénico de Isabel Cea afecta a seguidores de ambos sexos, y Zippo es el contrapunto perfecto a las otras tres personalidades. ¿La música? Contundente y enérgica, heredera de los Jesús & Mary Chain y My Bloody Valentine con un tamiz más accesible: un juicio que comparte el mismísimo bajista de New Order, Peter Hook. ¿A qué viene eso? Traduzcan al inglés el nombre del grupo.