Fue una revelación –con polémica incluida– y hoy renueva votos con el pop vestido de folk: una de las voces chilenas más afiladas de la escena de Santiago presenta su nuevo vídeo. Psicodelia digital y mensajes ocultos (y no tanto).
Ya pasaron tres años del cimbronazo Camila Moreno, el mismo que fue tema de discusión en su país, el mismo que impulsó su carrera y que, de paso, generó bastante polémica. Era la época de Almismotiempo, el álbum que contenía la canción de la discordia: Millones. Corría 2010 y Camila decidía dedicarle su canción a Sebastián Piñera, por entonces presidente chileno, advirtiendo, desde la dedicatoria y desde la canción misma, que «no todo se compra con dinero». Luego la canción fue nominada a los Grammy Latinos y Camila terminó secundando a Calle 13 en el Festival de Viña del Mar, y viajando por el mundo armada de sus canciones. Un tiempo después, Camila parece estar en una fase mas introspectiva, y una buena muestra es su último disco de estudio, Panal, de donde se desprenden la enigmática y adictiva canción El amor a las hierbas salvajes y su flamante vídeo. A medida que la canción avanza, una Camila en blanco y negro va mutando de color, dejándose invadir amablemente por tonos estridentes, rindiéndose finalmente a la lluvia de tonos que la persiguen mientras canta «No somos perfectos/ Y no estamos despiertos/ Como debiéramos».