La rapera sevillana aplica un grado máximo de sensualidad en este tema que marca poderes y arrulla con su flow a quienes celebran el punto añadido de rhythm & blues en el tema.
La Mala nunca ha sido mala. Es la reina, eso sí, y nadie osa discutirlo. En este tema, incluido en el transgresor Bruja, la sevillana se marca todo un himno a la coyuntura actual del país, el desencanto de los jóvenes y la escasez de alternativas que ofrece la sociedad a los espíritus libres. La mujer brota como elemento aglutinador de fuerzas y virtudes, elementos indispensables para bandear la depresión: Mala Rodríguez aplica alternativamente los latigazos y los arrullos para ejercer su derecho a la opinión y la libertad de movimientos. En este tema, apoyada por el francés Sefyu, elige la caricia para poner el dedo en la llaga y salar convenientemente las múltiples heridas abiertas en la piel. Sí, cabe hablar de madurez, que en el caso de La Mala no significa concesión alguna: más bien una paleta abierta de colores para hacer cada vez mejores cuadros. Las imágenes apoyan lo suyo, especialmente ese caminar a contracorriente en la escalera mecánica. Ella es así.