El dúo sevillano exhibe en este tema muchas de sus marcas de identidad. Acción Sánchez marca la pauta rítmica, Zatu la reviste de significado y las imágenes (blanco y negro, playa desierta, actitud) ponen el contrapunto.
No es fácil hacer justicia a la ciencia matemática con ese asunto de la imagen y las mil palabras. En el rap (y en todo, qué diablos) esa premisa es inexacta. Otra cosa es armar un discurso coherente y asentado en diversas contribuciones al hecho comunicativo: una base rompedora, fraseos escritos y expresados con el alma… e imágenes que enruten el mensaje de modo eficaz. Acción Sánchez pone el primer elemento, Zatu el segundo y Jesús Gómez –el director del vídeo– el tercero en este tema de Sin miedo a vivir, el último que se sumó al disco. Las metáforas menudean: Zatu habla todo el rato de su corazón, y lo va emplazando en diferentes situaciones: el endurecimiento derivado de los desengaños, la pesadumbre que trae consigo el hecho de no encajar, el corazón como motor de vida, los retos a medias, la falsedad, el amor puro, la exposición recurrente que no teme a nuevos reveses (ganas de compartir, a la espera de quién lo venga a partir) y todo lo que intoxica la función básica de ese músculo tan importante para los humanos. Zatu camina por la playa como el monarca Dave Gahan lo hacía en Enjoy The Silence: las pisadas del sevillano son sobre arena, mientras que las del británico hollaban nieve. La moraleja, que no es la misma, sí parece pariente: el silencio como ausencia de latidos. Quizá haya que aprender a disfrutarlo.